sábado, 17 de septiembre de 2011

El Eco De Mi Silencio


Les voy a decir una cosa...

A veces me llama poderosisimamente la atención la cantidad de silencios que oimos, no solo en conversaciones sino, en estados o momentos compartids con otras personas, conocidas o desconocidas.

En mi caso normalmente suele ser con desconocidos/as. Los podemos catalogar de dos tipos: Silencio Comodo y Silencio Tedioso. Pero en la practica es dificil de saber cual es cual.

Hay silencios que comienzan nada más indicarme el destino y no se desintengran hasta llegar. Esos son silencios cómodos, por su morfología, el usuario parece ocupado (o bien simula estarlo) navegando en el menú de su teléfono móvil, por ejemplo. También aquellos que miran a través de su ventanilla sin reparar en nada más allá de sus propio interior.

Luego estan los silencios forzados que irrumpen de súbito tras una larga conversación, cuando ya no queda más que decir, o bien cuando el tema que tratamos se pierde en su propia muerte súbita: ¿Cuánto puede durar una conversación entre dos desconocidos acerca del tiempo? Si ya dura 0,1 en un ascensor no te digo nada en un cubiculo movil de 2 m2.

Alguna vez después de una buena conversación (del tiempo como factor meteorológico o como factor metafísco, da igual) he intentado hacer un enlace de temas en sentido inverso hasta llegar a lo primero con lo que empezamos… y es curioso ver con que tonterias enlazamos temas y lo difícil que es vover a los origenes de uno mismo.

Pero lo que es terrible verdaderamente son los silencios obligados, los que te imponen las distancias y la falta de comunicación, el NO de la otra persona, eso es dificil y saber superarlo o seguir para delante es dificil, admiro a los que saben echarle fuerza y superarlo.


Y llegado a este punto me miro y me pregunto: ¿cual es el mejor silencio...?


El que provocan tus miradas, tus caricias, tu boca. ¿Qué más da si el resto del mundo no me habla?


No hay comentarios: