jueves, 3 de marzo de 2011

Y Todo Por Una Piedra y Una Oreja...


Les voy a decir una cosa...

Desde el descubrimiento del fuego (que creo que no lo descubrió ningún hibrido resultante de la mezcla de mona con baturro del alto aragonés) a pesar de que en el fantástico film EN BUSCA DEL FUEGO (1982) Jean Jacques Annaud nos lo hiciera hacer creer.

La piedra, el mineral, ese cascote inerte, el pedrusco  que decora el campo y que hasta “La Gran Guerra” (1914-1918) y por la escasez de paños para vendar las heridas de metralla no se descubriera la celulosa que luego llevo al papel del váter (WC). Como decía, el pedrolo (a ser posible romo  y sin rugosidades) también tuvo usos varios, para la cazar… para limar durezas cutáneas o uñas… para la batalla campal… como tapa de vasijas… como contrapeso para balanzas… para llenar la barriga del lobo en el cuento de caperucita… o como artilugio para castrar todo tipo de gónada animal o humana...

En momentos de rabia una piedra puede hacer mella a lo largo de los años y ser un escollo en la vida de un pobre cochero nocturno como el que perpetra este recurrente blog para matar las horas muertas. Al que, aprovechando la ocasión, te agradezco que lo sigas.

Any way!

Tenía algo así como 11 años cuando a la salida del horario escolar en mi colegio el C. P. Méjico (Madrid), me ocurrió un hecho fatal que ha marcado mi vida y hasta mi subconsciente. Desde ese día constate una de mis múltiples carencias en la vida(tengo mas pero no voy a descubrirlas todas del tirón).

 ¡NO TENGO PUNTERIA!  Les cuento.

Hubo dos facciones enfrentadas a lo largo del curso 84-85, los de 6ºA contra 6ºC y solucionábamos los temas como lo hacíamos en los 80... ¡A pedradas! . Ni pokemons ni mierdas de esas. Claro, si lanzas un pokemon de plástico y colisiona en la oreja de un crio, pues el tema no va a ningún lado...

Ya les digo que con una piedra no, el resultado es un tanto… "gore".

La oreja sangra escandalosamente... (pobre Van Gogh). Y a un pobre chaval, Manolillo, el impacto hizo que se asemejara su reacción al del cochino-jabalín cuando le llevan a la matanza, chillaba y sangraba ídem de lo mismo que un marrano.

A mi solo de pensar en esa madre española que al día siguiente hablaría con D. Fernando Curiel, "el dire", que ya hacia dos días que me había dicho que "¡otro lio más...! ¡Y hago que vengan tus padres!..."

Les aseguro que apunte a otro niño... Pero di a Manuelillo.

Cada vez que veía al chaval por el cole el muchacho me miraba con odio y miedo. Y no le culpo.

Pasaron los años, y un día en un restaurante, al traer la comanda me dí cuenta de que Manuel trabajaba en el restaurante. Y me reconoció y me miraba de la misma manera que cuando me lo encontraba por el cole.

¡No comí nada ese día!

Me dio por pensar que antes de traerme la comida, habría escupido en ella o en mi Coca-Cola. Que malo me puse ese día pensando como se habría vengado en mi comida!

Pues bien, como el mundo es un pañuelo, una tarde subió un hombre y me pidió que le llevara a la c/ General Kirlpatrick y pensé: "¡anda, mi cole!". Pero cuando miré por el espejo retrovisor para decirlo al viento...

De repente todo me dio vueltas en espiral. Y me acorde de la piedra que lance, de mi cara de asombro al lanzarla, del vuelo errático del proyectil, del impacto en la oreja, del gesto de dolor del muchacho sorprendido porque miraba a otro lado mientras peleábamos los de 6ºA contra  6ºC.

Si… ¡Manolillo era de 6º B!  La pelea no iba con él, el tiro se me desvió bastante y le dio al que no tenía nada que ver en ese entierro. Y vi esa mirada volverse a clavar en mi nuca durante 12 minutos hasta que le deje en su casa.

No nos dijimos nada en todo el trayecto, no dejó de mirarme con esa mezcla de odio-resentimiento y miedo.

-"Siento lo que hice..." Dije cuando se iba, sé que lo oyó, pero ni siquiera se despidió.  O a lo mejor como era por la oreja chunga ¿no?

Nunca lo sabré.


2 comentarios:

Felipe Rubio dijo...

Querido amigo: hoy las cosas no son como antes. Antes, es cierto, todo el mundo tirábamos piedras. Las cosas se arreglaban así, y no importaba mucho si la cuestión era la letra de la clase que te había tocado en suerte, o que "los otros" habían sido vistos rondando a las chicas de tu barrio... (-eso sí que no! -nos decíamos- -nuestras chicas son nuestras. Sus insultos, desaires, risitas entrecortadas... y por fin sus primeros besos eran sólo nuestros y no iba a venir nadie extraño a robárnoslo)...y entre pedrada y pedrada, todos hemos perdido algún amigo, y también alguna oreja. Pero esos daños colaterales no tenían importancia en comparación a la satisfacción de tener tu propia pandilla. Muchas de esas amistades de la niñez nos persiguen durante toda la vida, y son como hermanos/as... también los enemigos de esa época lo son para siempre como bien has podido comprobar, amigo.
Hoy las cosas no son así. Nada de pandilla, ni de pedradas, ni de orejas sangrando. Ahora solo sangra el Mortal Kombat, el Tekken o el Naruto... ellos sangran (virtualmente) a costa de dejar a nuestros nuevos niños sin sangre en las venas. Nada para ellos es real fuera de la pantalla. Si tuvieran que tirar una piedra, utilizarían el nunchuck. Prácticamente no existe la amistad o el dolor. Todo es virtual. Y si alguna vez se vieran con una oreja colgando -que les pasará- buscarán desesperadamente el "You lost. Continue...? Y/N" acostumbrado

D3000 dijo...

El problema a posteriori en nuestras camadas actuales es que como casi no se conocen solo virtualmente. No tendran esos problemas como podremos tener nosotros, pero la soledad yla inadaptabilidad que les estamos ayudando a crear por emdio de esos juegos. Haran mella en ellos y tampoco podremos ayudarles a entenderlo.

Prefiero lo de antes. Gracias por tu post