domingo, 27 de marzo de 2011

Flor De Eterna Juventud

La veo por la ventana, como siempre, contoneándose, la perfecta, la que se lo llevó. Yo, la amargada, con el mismo apellido pero incompleta porque ella me lo quitó. ¿Entra con unas llaves a mi casa?

- "¡Hola! Vengo a devolverte estas llaves"

- "Las llaves de Ángel ¿no?, ¿no se atreve a dármelas él mismo?"

Dice que viene ¿a devolverme las llaves y a verme? No, viene a restregarme su éxito, ¡me lo arrebató! Continúa hablando para hacerme daño:

- "Pues Ángel bien, hasta arriba de trabajo pero todo el día mandándome mensajitos con la Black Berry, que me quiere, que me echa de menos… ya sabes"¿Cómo puede decirme eso?... ¡Estúpida ladrona, me quería a mí primero! No se corta y sigue hurgando en la llaga:

- "Este finde nos vamos a Niza. Y tú qué tal, me han dicho que has estado enferma ¿no? No me extraña, con esos viajes tan raros que haces, que te gastas hasta el último euro, tú que no tienes un sueldazo que digamos. Más valdría que te quedaras en Madrid y te buscaras un novio"
¡Me dice que me busque un novio! ¡Ya tenía uno, uno que me amaba pero que ella embrujó!

- "Mira guapa, no necesito ni novios ni compañía, como ves, estoy estupendamente. Mi gran amor es mi profesión"

- "¡Pero mira que eres absurda! ¿Tú escuchas lo que dices? Si lo oyera mamá, te llamaría loca. Tu profesión… estas como una cabra… y ¿has encontrado “alguna hierba de las tuyas” en este viajecito, petarda?"


- "Pues sí, en Mali, la “Flor de la Eterna Belleza”. Una infusión de una antigua tribu, dicen que es deliciosa. La he colocado en el primer estante del expositor de mi colección, es muy valiosa porque la planta con la que se preparaba se extinguió hace décadas. Solo pude conseguir un poquito, pero suficiente para una taza que me tomaré cuanto tenga algo realmente bueno que celebrar. Es mi trofeo. ¡No sé para qué te lo cuento!, mis cosas no te interesan. Mira, tengo prisa y me tengo que duchar antes de irme. Cuando te marches, tira de la puerta y no vuelvas"

Conozco muy bien a mi hermana, envidiosa, egoísta, deseaba ser yo y me quitó lo que más me importaba. Piensa seguir haciéndolo. Cae el agua de la ducha por mi cara y sonrío, sé que sigue en mi casa. El vapor invade la habitación. Sé que ha encendido la lumbre, el vello de mi cuerpo se eriza. Sé que ha puesto a calentar la tetera, se me escapa una carcajada imaginando… lo que sucede fuera, nunca había sido tan agradable el olor a Jazmín de mi jabón. Sé que no le importo, que quiere verme hundida, que me odia. Tardo algo más de lo habitual en salir de la ducha. Me enrollo la toalla en el pelo y salgo del baño.

- "¿Sabes lo más curioso de la Flor de la Eterna Belleza? Si no añades unas gotas de limón a la infusión, resulta mortal. Paraliza los músculos, pero sigues consciente unos minutos sintiendo que tu diafragma no funciona tan rápido como necesitan tus pulmones. ¿Te duele? Parece que sufres, lo veo en tus ojos abiertos como platos, en tus pupilas dilatadas. No tardarás mucho en perder el conocimiento y en 2 horas estarás criando malvas, aunque en realidad, ya estás muerta… Tú tenías llaves de mi casa como buena hermana, entraste, te hiciste el preparado mientras me esperabas sin poderte yo advertir de su peligro, yo estaba en el cine y cuando regresé ya era demasiado tarde. Es posible que en tu funeral tenga que consolar a tu Ángel, mi Ángel. Ahora sí tengo algo que celebrar pero puedo hacerlo con Champagne."




Relato perverso de Sarai Corredor Zorrilla





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