jueves, 3 de marzo de 2011

La Cita

"Lléveme por favor a un pueblo q se llama Pinto... ¿Sabe donde es...?"

Les voy a decir una cosa...

Estaba yo, después de 40 minutejos, detrás de una reata de taxis Puerta de Atocha, un poco encarajao sin haber hablado con nadie desde la noche anterior al irme a dormir y abrazarme a mi chica. Y además, con este miércoles gris que tenía encima de mi cabeza, tanta efusividad me atolondraba.

Si, es que solo tengo una neurona, perdónenme.

-"¿Tardaremos mucho, oiga? Es que estoy muy nerviosa... He quedado con mi chico después de 1 año de conocernos"

- "¿Ein?" - pensé - "¿no se conocían?" Dije.

- "Le parecerá extraño... Pero no. Solo nos conocemos por internet... Ya sabe... Pero no piense mal, yo no tengo webcam y no soy de esas que se muestran desnudas... Huy que horror" (risa nerviosa)

Agudice mi vista y observe que la muchacha, unos 26 años, guapa, vestida de Zaras y Mangos o similar, buen tipo y bastante mona. Aquí hay "gato encerrado".

-"Soy muy tímida, y la verdad es q huyo de las relaciones sin futuro... Así que pensé si un hombre está dispuesto a esperar y luchar  por mi amor. ¡Ese es el que vale! Y a por este que voy..."

La viveza de sus ojos y su expresividad al hablar me daba la impresión de que en cualquier momento se iba a poner a cantar como Julie Andrews en Sonrisas y Lagrimas.

Me quede estupefaciente total oyéndola y observándola hablar del amor. (¡Que potito!) Pero al llegar al restaurante de Pinto donde se habían citado,  me pidió que esperara 10-15 minutos por si no estuviera o pasara algo, pagando claro (una cosa es el tema y otra la filantropía... Y muy filantrópico… pues va a ser que no), y acepte.

Entró en el restaurante, buscó la mesa donde su amado debería estar... Y solo encontró un sobre que le entrego una mujer sellado con lacre después de hablar brevemente con ella.

Volvió a entrar en mi coche, "lléveme a algún hotel cerca de la estación, por favor…" dijo con tono solemne y algo decepcionada, la viveza y la expresividad de júbilo se habina esfumado. Su atencion se centraba en ese sobre el cual abrió y leyó con cierta avidez y miedo:

"Querido amor.
Espero que mi ausencia esta noche no sea un golpe tan fuerte como para que no me puedas perdonar nunca aunque sé que nuestros caminos se dividirán para siempre.

Entiendo que te sorprenda que no este allí para disfrutar de tu compañía como me ha acompañado todo el tiempo que hemos compartido en la red.

Decirte que eres maravillosa es quedarse corto para describirte como mujer y como persona. Eres mucho más que una simple expresión de afecto. Te he sentido mía y solo mía. Solo que hay un detalle que nunca me he atrevido a decirte porque tu vitalidad me nublaba la razón y la lógica.

Si pudiera, amada mía, me gustaría poder hacerlo en persona. Pero no puedo. Porque si mi hermana te entrega esta carta será que mi vida ha llegado a su fin.

Nunca te dije, (no pude)  que me estaba muriendo.

Pero quiero que sepas que has sido lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. He sido un hombre feliz gracias a ti y quiero que te quedes con eso.

Te amo.

Gracias por todo el ánimo que me dabas en todo momento. Envidio de corazón al hombre que puedas hacerlo tu compañero."

Para cuando termino de leer en voz alta, no se dio cuenta que hasta yo estaba llorando por dentro.

La deje en el NH del Parque del Retiro, me dio las gracias con una dignidad inmensa que me conmovió por dentro y solo me dijo:

- "Gracias por su paciencia… buenas noches"

Y se fue.

Volví a casa pensando en ella y en ese pobre hombre que había muerto el día anterior y en lo que se quedo en el camino. Me metí en la cama lentamente y abrace a mi mujer como supongo que este pobre infeliz habría deseado hacerlo con ella.

Y di gracias a Dios por tenerla a pesar de los problemas que tengamos o las tristezas de la vida y a veces darlo todo muy por sentado.

No hay comentarios: