Montan en mi calesa de alquiler, 2 jóvenes púberes de entre 18 a 25 años amartelados. Muy amartelados, muymuymuuuy amarteladossss. Sus labios no tenían final. Se unían en un muerdo dulce, libidinoso, sucio y acouso a la vez.
Por no decirles que, sus brazos y manos no estaban quietos en ningún momento. Era como si estuvieran tocando el acordeón. El pasaba de la espalda al muslo con facilidad y ella no se quedaba atrás.
De repente, al comenzar a moverme, carraspee tímidamente, para hacerles ver que entendía que un calentón lo tiene cualquiera, pero es que todavía no me habian dicho a donde querían ir, (normal, no paraban de ejercer una succión labial el uno al otro...).
Pero se conoce que la presión que ejercían al succionar hacia tapón en sus oídos, con lo que tuve que pasar al plan B.
-"Perdonar mi atrevimiento, pero si queréis que os lleve algun sitio, solo teneis que decirmelo... Sino, os dejo el coche con el taxímetro puesto, y vengo en un rato... o vamos a Toledo y volvemos y os cobro el tour..."
Sonríen (con los labios pegados) y ella me indica que les lleve a la c/ Altamirano 35.
-"Altamirano-altamirano... uuh que mala rima..." (pensé).
Y los dos tortolitos reanudaron el juego, solo que esta vez ella, en un acto pasional, y con la facilidad que puede tener una joven con una falda cortita se montó encima de él y a espaldas mias y prosiguió el amartelamiento.
Yo, la verdad, nunca me he considerado un carca. Pero reconozco que subí el volumen del radio cd a posta para ver que si les molestaba, a mi me estaban poniendo malo con tanta pasion desmedida.
Pues nada, como si croaran las ranas en Florida (USA), oiga.
Cuando llegamos a Altamirano (tedacuen), ella fue quien me pago, y lo mas curioso es lo que le oí decir al tortolito al salir:
- "¿Aqui vives...? Perdona, ¿cual era tu nombre?"
Entraron al portal, y estupefaciente arranque.
Les voy a decir una cosa...
Seria bueno comenzar por recordar el nombre de la persona que te presentan, si ese fuera el caso.
Luego, soy de la opinión y pienso que a veces hay que poner sal y pimienta en la vida, pero despilfarrar el salero por la calle trae mal fario. Luego siempre hay algo de lo que arrepentirse al día siguiente.
Y por favor, si les da un calentamiento global piensen en los pobres satelites que giramos alrededor...
Que tenemos nuestro pudor y vergüenza.
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