martes, 21 de junio de 2011

Perdiendo Peso


ANTES:
Mujer. 45 años. Pelo corto, con mechas, ojeras y cara de dormir poco. Altura 1,65mt/aprox.  Peso 60kg/aprox. Camiseta de tirantes y pantalones pirata con calzado de suela de goma a jueg con la camiseta.


COORDENADAS: 
Me indica el destino (calle Antonio Lopez) y tres o cuatro frases de rigor después y comienza  el tratamiento:

- "Bla, bla, bla, bla... y el veterinario me dijo que no había nada que hacer. Nuca era muy viejita, la pobre... Sabía que tarde o temprano tendríamos que sacrificarla; estaba sufriendo, lo notaba, ya sabe: esas cosas se notan. Ya no se acercaba tanto a mí, es más, se recostaba en una esquina con el rabo relajado, ¡con lo que movía el rabo cuando era cachorra!. Y ahora está muerta, ¡hay que ver…! bien muerta y me separé de mi marido poco después… y ahora estoy sóla, bueno… en realidad echo más de menos a Nuca que a mi marido… supongo que era más cariñosa que el, no sé… al menos se acercaba a mi siempre no como mi marido que solo se acercaba a mí cuando sabia que ya no tenia la regla... el muy c..."

DESPUES: 
Tras salir de mi taxi, aunque conserva su misma estatura (1,65 mt.), ahora parece pesar entre 55 y 60 kg. Y no lo digo yo, lo dicen mi vision al verla caminar con pasos livianos y aspecto juvenil en el semblante.

Les voy a decir una cosa...

Esto, no esta del todo cientificamente probado, pero si aquellos usuarios que me cuentan sus problemas se subieran a una báscula antes y después de viajar en mi bugataxi, la diferencia de peso sería notable.

El tasís, para algunos, se ha convertido en la mejor de las dietas Dukan (Dhu) por el desahogo que supone cederles tu hombro para soltar toxínas, grasas sobrantes y calorías que su organismo psicologíco no puede quemar.

Te hablan de todo aquello que les preocupa: de su jefe, de su pareja o bien del vecino que hace ruido y le despierta por las noches. Algunos también se atreven a confesarte secretos o preferencias que nadie, ni el mejor de sus amigos, conoce.

Luego, al alcanzar su destino te pagan según lo que marca el taxímetro con la excusa del trayecto. En realidad muchos pagan por ser escuchados, para perder peso de la mala conciencia o exceso de penuriasvarias; la distancia es lo de menos.

Luego en el trayecto a casa, mi ansiada casa donde me espera mi amada, me deshago de los residuos de mi alma escuchando a Martin su Shake the Disease a 3 rayas por debajo del maxímo del volumen que mis timpanos pueden soportar. Él tambien descarga sus toxínas sobre mi pero en cada una de sus palabras mi nivel de empatía es máximo, porque me siento igual. Y les aseguro que noto mi perdida de volumen y peso cada vez que al cantarla junto a él, derramo un poco de toxínas por mis lagrimales. Es un acto de contricción necesario para no dejar que el mal royo me posea.

Miro al cielo y doy gracias a Dios por estar vivo otro día y me tumbo al abrazo a mi amada que siempre, aunque dormida,  me recibe con un beso y un "te quiero cariño" bajo su mar de los sueños. Y abrazado a ella, voy dejando mis parpados caer y cerrarse...

Ni me preocupo si tambien perdí peso o no. Ahora sí soy feliz por unas horas.


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