jueves, 2 de junio de 2011

El Impacto Visual‏



Les voy a decir una cosa...

A veces las vidas alejadas, las vidas truncadas, tienen una forma muy curiosa de volver a la memoria colectiva.

Subió a mi taxi acompañada de su acompañante, valga la rebuznancia, era una mujer de estampa muy vital, bien conjuntada y con pinta de ir a Las Ventas a ver los toros con su marido.

Su marido, o lo que fuera, era lo mas snob que te podías echar al cuello. Engominado y repeinado hacia atrás, mordisqueaba un habano apagado, saboreando asquerosamente el cigarro puro con voz quebrada y atabiado de unos Dockers color crudo, camisa color azul rayado, las mangas vuelta atrás mostrando su Tag Heuer de 20.000€ y su chaqueta azul España. Con pulseritas rojiagualda... Vamos que a ZP no vota.

Íbamos en silencio, escuchando M80 un tema de Black 'Wonderfull Life', cuando de repente, ella se quedó estática mirando algo.

Me fije como pude, y ví que, mientras avanzabamos lentamente Alcalá hacia abajo, ella no dejo de mirar un tipo de edad parecida a ella. Me pareció verla taparse la boca para poder controlar sus emociones pues se el erizo el tenue vello de su cuello.

Soltó un leve gemido, que disimulo con una pequeña tos, el mendrugo la miró, con un gesto cansado y forzado la pregunto "si se encontraba bien...", la dijo en tono irónico que "parecía visto un muerto..."


Ella, sonriendo con tristeza, simplemente le cojio la mano adornada por un sello de oro que no le hacia a la zaga al peluco y le dijo que estaba bien, que estaba un poco cansada... Y el mendrugo volvió su mirada hacia su ventana.

En ese impas, ella volvió su cara y sus ojos desesperados en búsqueda de 'eso' que la había hecho palpitar su alma. Y volvió a verlo.

Mire, mas o menos, en la dirección con ella por el espejo de mi bugataxi y noté que ella se moría por dentro por verle a él. Un tipo que no llamaba la atención en nada, solo por ir con atuendo medio hippie y el pelo largo, atado a una goma y una camiseta negra con una hoja de María verde y un chaleco de trapo oscuro y llevando una gran carpeta como de llevar bocetos de pintura... En sandalias y vaqueros cortados en los tobillos pero cortados con desgana.

Vamos, lo que la gente llama erróneamente un bohemio, suponiendo que el sujeto sea un adinerado viviendo de las rentas de la familia... Y lo que en realidad era: "un perro flauta" de esos que venden cuadros en la Plaza Mayor.

Pensé que a lo mejor era un antiguo amor de juventud, un pintor que llamaba a la inventiva haciendo bocetos de su cuerpo joven desnudo. Y descubriendo el amor con el. Pero, como la vida tiene ese sentido del humor tan cruel, ella tuvo que secarse las lágrimas que timidamente brotaban de sus ojos.

Después, le siguió con la mirada hasta que tuve que acelerar y en su desesperacion sentí la pena profunda de volver a perder a su primer amor. Y después simplemente cerro los ojos y al llegar al destino dijo al mendrugo que ella no iría a los toros, quería pasear. Y el mendrugo, como tenia prisa por ver el arte del toreo, metió la mano en un bolsillo y saco un fajíto de billetes de 50€ y le dijo:

-"Paga tu... Nos veremos en casa, pero si te vas a la cama, no me esperes..."

Y se fue. Me pago y se fue en dirección a donde dejamos al perro flauta.

¿Se encontrarían...? Se preguntarían: ¿me recuerdas?

Nunca lo sabré, pero me gustaría creer que si.

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