domingo, 2 de enero de 2011

Escapar

Les voy a decir una cosa...

Siempre que acaba un año y empieza otro, los humanos solemos buscar la excusa para erradicar de nuestra vida algo que nos perturba y corregirla con vista de... "un año nuevo, vida nueva".

Aunque se acostaron muy , muy tarde, él se despertó muy temprano. Como un gato en la espesura, se deslizó de la cama lentamente cuidando que ella no despertara. De puntillas y esquivando esa zona de la tarima que sabia que iba a chirriar a su paso debido al abombe por la humedad, llegó al baño, cerró la puerta, corrió la cortina de pvc y se duchó. Y llorando recordó lo que había pasado.

La noche anterior, ella, no se sabe si por causa del alcohol de la cena o movída por romper un tanto la monotonía, cuando se hubieron acostado montó sobre él sin avisarle y lamiendole el lóbulo izquierdo susurrando suplicó hacerle el amor e inmediatamente le empezó a morder el cuello mientras desnudaban sus cuerpos de todo aquello que les molestaba. Al acabar, extenuados, lo abrazó y se durmieron.


La imagen no dejaba de atormentarle una y otra vez. Es mas, había planeado afeitarse tranquilamente pero por no ver su rostro de traidor frente a él, no lo hizo. Se duchó, se secó y recojió sus cosas metiéndolas en un neceser que sacó de un cajón.

Él sabía que ella no estaría consciente de su plan, incluso sabía que no le oiría si era precavido al empezar a llenar una bolsa de viaje, donde iba metiendo poco a poco su ropa. Cuando acabó la dejó en el hall de la entrada y fue a la cocina a prepararse una infusión de menta poleo junto a una de manzanilla. Le dolía la boca del estomago, como cuando era pequeño y antes de ir a la escuela un día de examanes su madre le decía que era por una mala digestión.

Sabía que no, eran los nervios que le decían "que no lo hiciera, que aguantara sus ganas de libertad, que Pero no escuchó.
ya no tenia edad...".

Cerró la puerta muy despacio y con la llave puesta en la cerradura, para que así no se oiera el cierre de la puerta. Salió a la calle y al buscar un taxi para escapar el destino nos unió.

 
- "Buenos días... feliz año, lléveme a Chamartín, por favor"

- "Enseguida..." dije. Puse en marcha el taxímetro, y arranqué en dirección a la estación.

Eran las 7 de la mañana de un 1 de enero de 2011 y aquel hombre solo miraba por la ventana con gesto de tristeza, como cuando era niño y a vuelta de las vacaciones miraba el día de la partida el mar. Ese mar azul que le había fascinado en esos días de vacaciones y que al comenzar el viaje de vuelta hecharía de menos hasta el año que viene.

Al cabo de unos minutos, sin mover la cabeza y mirando el paisaje de un Madrid amaneciendo lleno de niñatos borrachos regresando de la noche vieja como zombies que van a su mortuorio, me dijo:

- "Si tuviera que dar un cambio en su vida, un paso serio de verdad que afectara a todo su entorno... ¿habria avisado a sus seres mas queridos?...


Sorprendido, bajo el volumen del radio-cd intentando analizar la pregunta, y después de unos segundos contesto:

- "Depende a qué seres queridos les afectaría ese cambio... supongo que antes habría hablado con ellos... no lo se... ¿cual sería el cambio que iría a dar en mi vida?..."


- "Dejarlo todo y abandonar a lo que mas quieres en esta vida porque sabes que si sigues con ella sería desastroso, abandonar tu ciudad, tu trabajo, tu vida... porque ya no aguantas la presión..."


- "¿Huir?... ¿negar la realidad o afrontar los problemas?... Mire, la vida no es fácil para nadie y aunque a veces no sintamos que tengamos fuerzas para continuar, opino que el error es abandonar..."

- "Yo opino que estoy en un punto de mi vida, que lo mejor es cojer la mochila, partir y cojer el primer tren a lo desconocido..."

No sabia que mas decir, estaba delante  de un hombre de unos 47 años, de muy buena apariencia, buena ropa y complementos pero que estaba huyendo, no se sabía de qué ni de quien.

-"¿Ella lo sabe?..." dije para ver por donde estaba el problema.

-"No... ella no es consciente de mi partida... no es consciente de nada... ¿sabe?. Solo le preocupa su trabajo, sus amigos insoportables que son como hienas alrededor de ella. Al menos eso creo, porque ultimamente no se que creer... en fin, le dejé una nota en la cocina, tiene un buen dormir y además estaba algo borracha ayer, ya sabe... las uvas, la fiesta... ayer no era ni ella misma, era una desconocida..."

- "Ya... ¿nunca le ha expresado sus sentimientos?... así, como los esta contando ahora..."

-"Hace años que no hablamos en el sentido real de la palabra, ¿sabe?... nuestra vida se ha llenado de monotonía y cuando quería hablar con ella, nunca era el momento adecuado. Además he tenido varias oportunidades de tener una relación paralela con otra mujer de mi trabajo y no he podido, ¿sabe?... La amo demasiado como para traicionarla"

- "Sin embargo... si me lo permite, ¿no cree que si vamos a Chamartin y coje el primer tren a nosesabe, la va a traicionar?

- "Si, lo se... lo que pasa es que no me atrevo a mirarla y decirla que no aguanto mas, que no la quiero... no podría hacerlo... por que no es así, el problema es que para estar mejor conmigo mismo, necesito desaparecer "

-"Mire, en el antiguo Japón, los ancianitos un día desaparecían cuando entendían que iban a ser una carga para los suyos y se iban a morir a las montañas... no avisaban, no querían hacer daño a los suyos. Y lo que en realidad hacían era hacer mucho daño a esos hijos o nietos que querían estar hasta el ultimo momento con ellos, a pesar de su muerte... No haga eso. Si ella ve que necesita expresar sus sentimientos, hagalo... a lo mejor se sorprende de su reaccion, a lo mejor ella le entiende..."

La verdad es que ahí estaba yo, no había dormido en toda la noche, tampoco había sido una noche fructífera en sentido económico y estaba intentando ayudar a este pobre infeliz.

Despues de estar en silencio mirando la calle, me dijo: "dé la vuelta, por favor..."

Tras despedirse, entró en su portal. Dejó su equipaje improvisado en el hall de la entrada y fue a la cocina con intención de tirar a la basura la nota que la había escrito, prepararla el desayuno y poder pedirla perdón por lo que había intentado hacer... decirla que la necesitaba mas que a nadie, que quería estar con ella hasta el fin de sus días.

Al entrar en la cocina se asustó pues no se dio cuenta que ella ya estaba en la cocina apoyada en el lavavajillas, con  una taza de té en la mano y la carta en la mesa con el sbre sin abrir. Al verle se secó las mejillas como una niña desconsolada, porque había estado llorando. Al mirarle, se le iluminó la cara, dejó la taza y extendió los brazos para abrazarle.


Cuando él intentó hablar, pero ella le dijo abrazándole:

-"Gracias por volver... te amo mas que a mi vida aunque no sepa demostrártelo como tú esperas... gracias por volver y no dejarme..."


Y después de fundirse en un mar de lágrimas, se miraron un instante y se fueron al salón para hablar...

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