miércoles, 26 de enero de 2011

El Instinto Asesino

Les voy a decir una cosa…
A veces, en ocasiones, sin que haya algo de anormalidad en mi estado mental o mi estado anímico. Siento ganas de matar a alguien…  
Sobre todo si ese “alguien” es un niño ajjjqueroso ó un padre permisivo.
Oah!  Como lo detesto.
Me explicaré:
18:00 P.M.  Madrid en su momento culmen y decrépito de luz solar. Una chacha del altiplano con 2 espiritus demoniacos a los lados, uno con cara llena de pecas (parecía un plato de lentejas), y el otro un rubete con cara de no haber roto un plato. Jorge Luis y Pelayo… te cagas!.
Jorge Luis nació del fruto del amor de sus padres, 2 jovenes cuarentones que llevan una vida a todo trapo y que lo mas cariñoso que le han hecho al niño es regalarle por navidad una tarjeta de regalo de unos grandes almacenes, que como no me subencionan no pienso decir que es El Corte Ingles. Con lo que trata a el mundo a su alrededor como si fuera escoria… (supongo que incluido a sus progenitores que por evitar traumatizarlo minimizan su despotismo y mala educación).
Y a Pelayo… le podríamos llamar también goma-rota… sobran las explicaciones ¿no?.
Los 2 son niños adorables, (supongo para sus puñeteros padres) si no fuera por la suerte en la vida que han tenido, una familia de estatus medio-alta, familia de nuevos ricos del barrio de Las Tablas, pisos de 3, 4 años de antigüedad de ejecutivos y gente medio bien, que tiene que trabajar como mulas para mantener su estilo de vida, y que si les da el sueldo, a los niños les atiende una chacha ecuatoriana, a ser posible analfabeta, soltera o divorciada, sin papeles (eso sí) que se ponga bata gris y cofia. Porque de todos es sabido, que la cofia es look de gente de ringo-rango en la urbanizacion.
Evidentemente los padres de los pequeños cabestros desorejados están muy atareados en sus oficinas o yendo al gimnasio o al masajista o lo que sea... y cuando llegan a casa no tienen tiempo de atender como es debido a esos dos macacos mal educados, caprichosos e insolentes. No tiene tiempo ni lo buscan porque huyen de ellos.
Y uno piensa en matarlos cuando mientras vamos en el trayecto Barrio del Pilar a Las Tablas y los dos escarabajos peloteros están: el mayor Jorgito dándome con la rodilla en la espalda y dirigiéndome  por medio de GPS, o sea que tengo 2 indicadores de navegación, Marta (la voz del GPS) y Jorgito. Claro he de especificarles que al menos Marta me habla con respeto, no como Jorge que cuando se dirige a mi es como si lo hiciera a su esclavo y con tono de ser supremo.
Mientras que Pelayo lo único que quiere es que la pobre chacha del altiplano cante la bonita canción que le han enseñado en su escuela de alto standing… (alto standing siempre me suena a puticlub)
- ¡que nooo! Es: Un elefante se balanceaba!!!

Les explicaba, la chacha como los de la tierra del Machupichu, las “ces” las pronuncia “ses” y claro ella no dice se balaceaba… dice se balanSeaba  con lo que el pequeño dictador la contradecía sin explicarla y ella para que el niño no se mosqueara seguía cantando sin hacerle caso, cosa que al pequeño Mussolini le cabreaba mas y mas…

Y a mi me estaban poniendo de los nervios los niños… la chacha… el elefante… Marta… la radio… el trafico… y el dolor de cuello que se me pone al volante cuando el estrésss ataca…
Y emulando a mítico Suacksenaguer en Poli de Guardería, grite un: ¡Baaaaassstaaaaa!...
Pelayo rompió a llorar… la chacha le consolaba y me decía lo malo que era yo… y Jorge Luis con gran indignacion me explicó que su padre era abogado de prestigio en Madrid y que me demandaría por haberles agredido y maltratado…
¡la virgen!
Se preguntaran que pasó después… nada.

Llegamos al destino, eso si en silencio, me pagaron la carrera y fin. Los niños me miraban cuando la chacha me pagaba como si fuera Aníbal Lectter, o sea con miedo y desprecio, y la chacha era como si nada, supongo que en el fondo agradecida de calmar un tiempito a los dos Belcebuses malcriados e insolentes.
Por favor, si van a tener descendencia hagan un favor  a la humanidad:
Edúquenlos como personas que han de respetar al resto del mundo, expliquenles que hay seres vivos a su alrededor... y sobre todo comuniquenles de mi parte que en el Zoo de la Casa de Campo ya tenemos chimpancés…

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