viernes, 8 de julio de 2011

Yó, Mi Superyó y Mi Otroyó

Hablamos sin cesar, parlotean la mayor parte del tiempo, todo por llenar un vacío que se nos escapa, que no puede ser llenado precisamente por ser vacío.

Esto el personal de adiario no lo ve, y nos desesperamos, yo, mi Superyó y mi Otro yo.

Pero Yo... yo estoy bien. ¡Son los otros dos, que me aturden, confunden, me ordenan y desordenan!

No soy Yo... son Ellos (no sabia que les puse apellidos).

 Uno quiere cosas imposibles, improbables; el otro, algo más imposible aún... ¡que no escuche mientras me habla!.

Es para enloquecer a cualquiera:

- "Haber echo esto o aquello... No pares ahora, haz más... busca soluciones, esto no es vida...! (te lo dije, Otroyó, es un perdedor...)", dice mi Superyó.

- "Ssshhhh", (dice Otroyó) "que no es más que mi cobardía enmascarada de Napoleinismo"

- "¿Napoleinismo...? ¿Que es eso...? ¿Otra palabra inventada, Miotroyó...? (digo Yó)

¿Porque ambos opinan acerca de mí y no del otro? No es esquizofrenia, es claustrofobía con tendencia ascendente a golpe de calor.

Mi Superyó la aborrece, mi Otroyó la abraza, y Yó, y Yó...


Les voy a decir una cosa...

Yó ya no lo comprendo... no comprendo nada, cada vez me comprendo menos... cada vez mi locura me cansa...

Y cansa, cómo cansa...

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