martes, 24 de mayo de 2011

¡Que Te Béso... Léééche!

Les voy a decir una cosa...

No se si la pareja que ha montado antes a mi barca del amor se querían de verdad o no. Pero es que desde Príncipe de Vergara a Pío XII, casi no han respirado, porque tenían las bocas unidas por los labios, he temido que al final me pidieran un desfribilador por que creía que se ahogaban, oiga... que me veía llamando al SAMUR.

No se si es que, a ella se le habría caído un diente de oro dentro de la cavidad bucal... que supongo que la mejor manera de encontrarla era con la lengua del contrario... que digo yo que,  el chico muy dispuesto, buscaba y buscaba pero no encontraba...

Y claro, me resulta curioso la atracción visceral que tenemos los humanos catarrinos con los labios ajenos...

Mira que hay partes en el cuerpo de nuestra pareja, pero como si se tratase de un terrón de azúcar y nosotros fuéramos la mosca mas peluda... ¡vamos a degüello!

Primero rozamos, luego hacemos el efecto ventosa y pasamos en un alarde de pasión al babeo mas maravilloso. Y me llama la atención que, no lo hacemos con ninguna parte de nuestro cuerpo con la pasión que la hacemos con la boca.

¿Alguno a probado a juntar axila con axila? ó ¿tobillo con tobillo...? ó ¿espalda con espalda...? No, no es lo mismo.

Aunque la axila después de una dura jornada esté embadurnada de sudoración liquida, no es lo mismo. Nos atrae simplemente el juego de labios con sorbete de punta de lengua.

¡Ummm que rico! Ni Arguiñano hubiera descrito un postre mejor...

A Adriá ni mentarselo que lo deconstruye el joío...

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