miércoles, 11 de mayo de 2011

Dejavú


Les voy a decir una cosa...

La imaginación de un hombre puede ser muy cruel. Y mas si la crueldad tiene que ver con recuerdos de vivencias pasadas.

Hace semanas que subió a mi carromato.

Decidida como era ella, con su personalidad distante y a la vez fuerte. Con sus ojos rasgados que aun cambiados por el paso de los años y un tanto oscurecidos y agotados, me llamaban tanto la atención de joven.

Los años pasan factura, no se crean, no solo para ella sino para mí. Me ruborizó pensar que efecto tendría el que me reconociera, que me diría o que no me diría... mas bien lo segundo, no me estrañiaría nada... la dejé yo.

Seguro que no me dirigiría la palabra... pero lo hizo:

-"Lléveme a San Blas... por fav... (se quedó mirando fijamente a mis ojos) ... por favor, a San Blas... ya sabe usted donde..."

- "Sí.... lo se..." 

Y lo que yo creí que iba a ser un comienzo de una simple conversación se transformó en un simple silencio sin más.

¿Y que esperabas imbecil?

Nuestras vidas tomaron distintos caminos y yo seguí el mío como cualquier otro hubiese hecho. Los años pasaron, las arrugas se me pegaron en la piel y nunca más volví a tenerla tan cerca hasta aquella noche, que fue cuando el destino me sonrió con una mueca de desinterés y desencanto.

No le pude explicar que al día siguiente me arrepentí, no le pude hacer ver que ya no la seguía queriendo pero que lo habria intentado...

No me dejé llevar por ella, ni subimos hasta la cima de su cama de matrimonio donde nos desnudamos de ropas, de compromisos, de vergüenzas y de arrugas, ni nos despedimos con un abrazo lento... porque en ese momento me desperté por el ruido de un claxon y unos gritos de animo de un amable compañero del gremio.

Había sido un sueño. Una cruel pesadilla. Menos mal, por unos instantes me llenó una desesperación total. ¡Cómo prodria explicar a mi amor verdadero que de no despertame, en sueños, le había sido infiel con una persona que desapareció de mi vida hace 21 años y que no significa nada para mí, sin comerlo ni beberlo!

La memoria, los huecos del cerebro y el subconsciente te juega estas pasadas y cuesta reponerse. De repente te vuelves asesino y víctima de una película de Wes Craven o de John Campenter.

Y aunque uno tiene un pasado y esta aclarado con mi otro yo, éste mamón toma vida propia cuando le place y me la juega como aquella noche...

No me arrepiento de nada, tranquila, no te hecho de menos.

No sos vos, soy yo (y nunca mejor dicho)

Todo es culpa de Kiko Veneno y Cadena 100 que justo antes de dormirme sonaba mientras me entregaba a los brazos de Morfeo.


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