jueves, 19 de mayo de 2011

Alejandro

Les voy a decir una cosa...

Bueno... no se si la verdad, hoy les dire algo o no. Estoy con un pequeño y alarmante bloqueo mental.

A veces, mas de las que ustedes no saben, no tengo nada realmente que decir al teclado. A veces, mas de las que ustedes piensan, el no tener nada que decir es mas dificil de hacer entender que el escribir sin mas ni mas.

Aunque exista el dicho que se dice mas con el silencio que con la expresividad mas absoluta.

Y este negocio es de lo mas apropiado para los que no tienen nada que ofrecer. Solo hay que dejarse llegar por el mimetismo de las rayas de la calzada, el ritmo impar de las farolas o la voz acompasada de Mónica, la voz de mi Tom Tom ...

Solo lo ilumina con distracción cuando llueve, hay obras, una poitrine o una minifalda o se sube un crío.

Los críos son impredecibles, los hay abrázables hasta que los ojos se les ponga como huevos duros, y los hay suiciables, y punto. ¡Santo Herodes!

Pues bien, una noche suben una noche un papá con Alejandro. Un rubete de unos 4 años, de Jerez de la Frontera y con un respetuoso "buenah nosshé..." se sienta a mi espalda y espera pacientemene que papá le abrosshe er sínto...  Como yo soy de San Blas City, ciudad sin ley , mi cartoncillo de LIBRE por detrás pone en rojo SAN BLAS.
Comenzamos el camino a casa de papá, casi sin respirar y con voz de cansancio después de 4 horas ee tren de alta velocidad, pero tren al fin y al cabo dice:

- "Papá... Yo zé como ze llama ehté hommbre... er zeñó conductó..."

Como era lo que menos nos imaginabamos tanto papá como er señó tazista, hicimos un silencio para ver por donde salía el rubete.

Impaciente papá le dice:

- "A vé Alehanndro... Dime cómo ze llama er zeno tazísta."

Y er musshassho toma aire y señalando al lado izquierdo del cristal delantero dice:

"Blash... Lo pone ahí en er carté..."

Todo esto era porque mientras me decian el padre dónde les tenia que llevar me puse a escribirlo en el GPS y no me habia dado cuenta que no habia quitado el cartel de LIBRE .

Papá y "Blas", nos miramos por el espejo y noh esshamo una pessha a reír...

Para que vean, yo que no se a veces de que hablar con el personal, y un niño de 4 años me dió la noche y me la alegró. Dicen que los borrchos y los niños nunca mienten, puede que sea verdad. Lo malo es que te toque un niño alcoholico de 4 años... ¡vaya tela!

Luego dísen que mi trabaho eh duro... Que vaaaa a sé dúro... ¡Dúro eh hase una mudansa...!

¡Ooou iiyo, que arte!

Hoy penze en eze rubete y ze lo dedico allá onde ehsté. ¡Va po uzté maeztro!



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