sábado, 23 de abril de 2011

El Curioso Caso De Los Amantes Precoces‏


Les voy a decir una cosa...
 
En días como hoy que son días tan aburridos. Días tediosos que me hacen sucumbir en el abismo de mi realidad.
 
Me anima ver como un niño vestido de viejo me hace parar y se introduce en el carromato y con voz solemne me dice:
 
- "A la calle Profesor Waksman, si es tan amable..."
 
Estupefaciente y ojicánico asiento y mientras que con el dedo índice subo la mandíbula inferior que se me había descolgado del ensismamiento.
 
Estaba hecho todo un pincel el mozalbete: zapatitos de charol, camisa de lino clara, pajarita a juego con el color de los pantalones y chaqueta oscura... ¡Todo un Dandy!
 
Una vez más se dirige a mí y me dice:
 
- "Es una pena que haga este tiempo tan raro, ¿verdad?"
 
Como si viera un fantasma asiento lentamente mientras que el niño se atusa el bigote que no existe. Al llegar a la calle le espera una niña de la misma edad que el jovencito y vestida con un sombrerito, vestido de gasa, collares de perla y una sombrilla sonreía al verle bajarse del carro para abrirla la puerta contraria por la que el gentleman entro.
 
Una vez dentro, se miran y de la mano me miran sonrientes y el dice:
 
-"Llévenos al Pardo... ¿no cree que es la mujer más elegante y bella del mundo?... Pues asómbrese joven, llevamos amándonos mas de 60 años..." 


Ella ruborizada por la timidez hace un gesto de humildad y le resta valor a lo dicho por su amado pero en el fondo esta tan complacida que solo sabe soltar una risa nerviosa.
 
- "Es usted un ser afortunado..."
Dije y él enseguida me interrumpe:
 
-"MUY... afortunado y MUY enamorado... Por esta gran dama..."
 
En fin, dándome la propina al pagar aquel niño se despidió de mi. La niña abrió la sombrilla para guarecerse del sol. Extendió su brazo y ella con gesto placido se asió de él y se fueron paseando y bromeando.
 
Ojiplático por tanto amor enfrascado y complacido me gurruñé los ojos con los nudillos pues en esta estampa fallaba en algo. Y efectivamente como por arte de magia los dos niños... ¡¡se habían convertido en dos sexagenarios!!... Volví a mirar al espejo por si estuviera soñando. Pero no.
 
Me di un par de toques en la cocorota, bebí un trago de la botella de agua mineral.
 
En el trayecto me pregunté si lo que fallaba era visión en vez de la de los 2 amantes. Lo que ví no era la realidad, sino la proyección de energía que mandaban al mundo. Era como si le dijeran al mundo:
 
- "Aun así, nos sentimos como niños... Reinventamos y no negamos nuestro amor década tras década..."
Despues de envidiar su suerte, arranque y me fui. Pensando en que el amor de dos abuelos puede ser tan jovial como el de dos mozalbetes inocentes.
¡Que potito!

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