viernes, 7 de octubre de 2011

Long Live The King



Les voy a decir una cosa...

El Mesias ha muerto. No sabemos que nos deparará el futuro. Hubo un tiempo en que era lugar común referirse a él como un directivo de difícil trato más dado a hablar que a escuchar a los demás. Y ha sido muy común criticar a Apple por hacer productos que se relacionaban mal con los demás, sobretodo con los de otras compañías.

Quién no ha escuchado lo de:

- "Estaba pensando en pasarme a mac, pero me da miedo que todo lo que ya tengo no sea compatible..."

- "¿Lo tienes, dónde? En el PC, en Windows..."

Quien llenó el mundo de PCs con su sistema operativo fue Microsoft.

Quien llevó la informática a los hogares de medio mundo fue IBM, aunque fueran Jobs y Wozniak los padres de aquella computadora pedestre que se llamó Apple I.

Luego vinieron los Mac, los Imac. Los monitores tactiles... yo que sé

El iPod relanzó la compañía... El iPhone la confirmó como pionera de los telefonos esclavizantes...Y el iPad la consagró.

Bill Gates nos metió la revolución informática en casa pero Apple nos puso esa revolución en la mano para que la lleváramos con nosotros a todas partes.

Esta figura sobresaliente que ha fallecido, esta celebridad (que lo era, pese a no ser ni actor, ni cantante, ni político ni premio Nobel... ni Belén Esteban de turno), el señor Jobs es, sobre todo, el culpable de que las máquinas quieran ser guapas y divertidas. O sus dueños.

Él, que era un genio pero con los pies en la tierra, se habría sonrojado al ver algunas de las cosas que hoy se han dicho de él.

Son comprensibles los excesos, en el día en que se llora su ausencia ya definitiva, pero no por ello dejan de serlo. No se le hubiera ocurrido al sensato Jobs compararse con Edison, o con Newton, porque le habría parecido disparatado y porque nunca se vio a sí mismo, en realidad, como un inventor.

Jobs no era un inventor... era un genio de la anticipación, de la visión de futuro, de la gestión de equipos con talento y del olfato para colocar su producto en el mercado.

Él supo a lo que quería dedicarse profesionalmente el día que vio un ordenador. Naturalmente que no era él quien inventaba cómo reducir el tamaño de un microprocesador o cualquier otro componente, no era ésa su tarea. A él se le ocurrían cosas, intuía qué uso le gustaría poder darle a la gente a los cacharritos electrónicos. Y ponía a trabajar a su equipo, dejaba que su equipo trabajara y le fuera contando cómo iba, qué nuevas ideas se le iba ocurriendo según desarrollaban la anterior.

A Jobs se le identifica generalmente con la tecnología y la invención. Y bastante menos con la empresa, con la gestión empresarial, cuando era este campo, en realidad, el más suyo, aquél en el que pudo desarrollar toda su capacidad innovadora. Si en algo fue seguramente el mejor, fue en la prospectiva de mercado, en anticiparse a sus competidores a la hora de detectar los gustos del público.

Supo acertar en los nuevos productos y supo (ahí también fue el mejor) mimar la imagen. La de los productos de su compañía y la de la compañía en sí misma: este invento de las convocatorias que hace la empresa en Cupertino para que el CEO, el consejero delegado en persona, subido al escenario como si fuera Jerry Seinfeld, de oscuro y con una banqueta, enseñe los nuevos lanzamientos y las novedades que incorporan, es un invento de empresa, un hallazgo de marketing, tan en la esencia de esta compañía como el mismísimo iPod.

No hubiera sido el Lennon de la tecnología, como le ha llamado Wozniak, de no haberse encargado él personalmente de las presentaciones de producto de su compañía.

Jobs fue un emprendedor, un joven orgulloso de haber creado una empresa que en diez años creció lo bastante para dar empleo a diez mil personas. Y para hacerle a él inmensamente rico, que esto también parece que queda feo ahora decirlo: fue el Mark Zuckerberg de su tiempo, el millonario más joven, porque tuvo éxito. Les doy un año para que hagan una pelicula de su vida, al menos el personaje parece mas interesante que el Rainman de Facebook, ya les propongo el actor: Keanu Reeves.

Esteve ha sido máximo exponente de eso que los críticos del sistema capitalista demonizan como el “consumismo”, esa maldad al sistema que consiste en crearle al ciudadano necesidades que antes no tenía.

"Nos comen el cerebro para vendernos cosas que no necesitamos..." denuncian constantemente las organizaciones de consumo.

Pues en esto, amigos, Jobs era  EL Maestro. Ahora, si no tienes lo que sea de la empresa de la Manzanita... eres un homeless del soglo XXI, claro que él siempre lo vio de otra manera.

No me conocía y no pretendía convencerme a mí de que compre una cosa llamada iPad (aprovecho el momento en decirles que acepto donativos, aunque sea el Ipad 1). Esteve pretendía captar mi interés por un producto que él había creado y que pensaba que me podía gustar (y que de echo me gusta) y hacerme más agradable la vida.

Son dos formas de verlo.

Él se hizo rico pero le faltó la última aplicación, la mas genial de todas. La que hace que uno no se muera de cancer, o al menos la que haga que uno no se vea fagocitandose lentamente...

Descanse en paz.

Pienso que, no es mal motivo para recordarle, pero creo que tacharle de Mesías de la tecnología... ummm creo que demasié pal body que decimos los modelnosss... ¿no Esteve?.


Pero bueno, nos quedan sus inventos... bueno, todos no. El Ipod tambien muere con su inventor desde ya, se deja de fabricar.

De aquí  a un tiempo nuestras jovenes generaciones no entenderán el squetch nº 9 de la triste vida de La Cinta VHS y habrá que explicarselo para que se rían con nosotros.

Que entiendan que tanto en la tecnología como la vida hay que "renovarse o morir" que dijo el otro.


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