martes, 18 de octubre de 2011

I'm Going Slightly Mad...

Les voy a decir una cosa...

Comienza una nueva semana para mí. Una vez mas las mismas caras de amargura hasta el viernes (que para mí será jueves), los mismos comentarios de los compañeros de Atocha sobre la crisis, er furbo, las hembras, etc.

La monotonía me invadirá hasta el final de la semana, cuando ustedes descansen. La gente empezará a hacer planes para Haloween, yo tambien... dormir.

Hoy el tema será el pobre taxista que murió ayer asesinado por el kamikaze, lastima que la guadaña no errara y hubiera sido al contrario su rebanación... Y pienso, ¿que lleva a un infeliz a ir en direccion contraria? ¿buscar su muerte? Error, te salió mal muchacho.

Ir a contra corriente es lo que hacemos en la vida. Somos kamikazes de la felicidad, la buscamos y no paramos pero no nos damos cuenta que cada vez la dejamos mas atras. En estos tiempos sentirte a gusto con tu vida es un lujo mejor que el sueldo de Nescafé.

Vamos por la vida como ese malabarista saltimbanki de los semaforros del Pº de la Castellana que solo tiene 2:35 minutos de un semaforo colorao para mover los chirimbolos y hacer la gracieta intentando que no se nos caiga y encima recaudar "el eurito de cortesía". Y si se nos cae algún chirimbolo, que se nos cae varias veces al día, sonreir y sonreir. ¡The Show Must Go On! que gritaba Alfredo Mercurio.

No se, la vida programada no es la que algunos piensan, es esta. Te levantas, desayunas, trabajas, comes, trabajas, cenas y en el mejor de los casos, ya saben... duermes (pero que mal pensados...). Y volver a empezar uan mor taim.

¿Como no sentirse vacío o cansado de esta ruleta rusa? Así no hay quien pueda...

Quería haber podido escapar con mi chica a ver el mar y a ver la luna pero no pudo ser y por eso me poseyó el espiritu del quebranto la semana pasada. Debía estar mejor, ser una fuente de apoyo y estimulo para ella, pero no me salía ni sangre de la herida.

No sé que me deparará el día pero no quiero estar en el agujero mas tiempo. Así que me terminaré de disfrazarme, me pondré los rulo y me daré la capa de maquillaje de payasito y como los perritos de los coches que según el movimiento de estos asentiré ante conversaciones que no me importen una mierda.

Esperando que seas tú el/la proximo/a personaje que me alquiles y me hagas llevarte a un lugar inospito de esta inospita ciudad y con tu presencia me hagas salir de mi locura.

Porque me doy cuenta que me estoy volviendo loco, lo malo será el día que no me de cuenta. ¡Tiembla Freud!

Voy a escuchar como se sentía Alfredito cuando pensaba en su muerte, que lo disfruten.



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