lunes, 5 de diciembre de 2011

¡Porrrmihija Maaa - tó!

 Les voy a decir una cosa...

No me hace gracia llevar en mi carromato a niños. 

No soy nada niñero, solo de la mía y poco más. Pero es que la regla no escrita de "visto a un niño, visto a cientos" no es del todo exacta. 

Y el problema de los infantes no es el embase ni el contenido, no es el distribuidor, usea... Lossss Progenitore (como dice mi hermano Deivid "me encanta quitar y poner las eses a mi antojo") es lo que tenemos Lossss Andalúce.

Por mi tasis, han subido todo tipo de niñatos: graciosos, asesinables, caprichosos, tímidos, llorones, pedorros... Pero siempre hay una paridad con ellos, a saber, que los padres/abuelos suelen ser peores que ellos.

Los niños no tiene conciencia de sus actos, por eso en países en guerra los suelen alistar para la batalla, si le dices mata no dudara por miedo a que su sargento no le regañe. Y si unido a su falta de conciencia le ponemos una pizquita de Síndrome del Emperador... ¡Tachan...! ya tenemos un dictador de 30 Kilos. 

Hace 1 semana, después de estar apatruyando solo y en silencio. Se me sube una parejita, ideal y monisiiima con un chavalete igual conjuntado... ideal y moniiisimo. Pueden hacerse cargo que después de varios minutos sin transportar a nadie, supliqué al cielo que al menos el trayecto fuera rentable... y así fue, me dijeron que les llevara a un hotel a la otra punta de la ciudad, pero que fuéramos por el Pº de la Castellana, el trayecto era de sur a norte.

 Y cuando pasábamos por casi el centro del recorrido y mi taxímetro marcaba 8,65€ el niño... el querubín... ese pedazo de demonio malcriado e insolente, al ver las maravillosas luces de neón de Hard Rock Cafe (digo maravillosas porque ese cartel de neón lo hice yo... en mi otra vida), dice:

-¡Papaaa... yo quiero cenar en el Jarr Rooock... vengaaa, vengaaaa... joooo! 

El hombrecito que me habla dentro de mi cabeza comenzó a gritar y a decir: ¡Noooooooo! pero conseguí mantener la compostura al ver que mi carrera de posiblemente 20€ menguaría si los padres hacían caso a niñatoasquerosoycaprichosoese... ¿que se creen lo que pasó?

La madre no estaba por la labor, pero el padre... el padre... el padre, que debe pasar menos tiempo con él me dijo que parara delante del restaurante, con el letrero de neón tan bien hecho desde 1997. La madre (y servidor) no entendía porque el padre había cedido tan rapidamente cuando a ella no le apetecía cenar ahí, el niño no paraba de subir el volumen de su imposición culinaria, y el padre no quería complicarse la vida y le decia a la madre que dabab igual, mientras intentaba calmar al minidemonio que me estaba dejando con una minicarrera.


De repente frené y dí por zanjado el problema... "¡todo el mundo fuera!" y pedí que me pagaran mis emonumentos. 

No se preocupen por el, él iba encantado de la vida de haberse conocido. Y por cierto, no sonó el Tubular Bells de Mike Olfield... perdón, la canción del Excorcista... 

El niño fue con una sonrisa macabra al restaurante de la mano de papá mientras que papá y mamá discutían, miró hacía mi y cambió el rictus.

Casi me hago caquíta encima, lo reconozco.

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