martes, 13 de diciembre de 2011

Collage


  Les voy a decir una cosa...

  A veces admiro a la gente que no sabe amar. No los admiro por el echo de no dar un poco de ellos mismos a nadie, los admiro porque saben que solo hay una cosa que de verdad saben hacer, amarse a ellos mismos por encima de todo.

 La mujer que subió con aires de grandeza no tendría mas de 50 años, quizá menos, iba bien conjuntada, pelo recogido, maquillaje justo para disimular el paso de la edad pero escaso en pretensiones. Sus ojos me recordaban a Katleen Turner, una mirada fuerte y muy sensual a la vez. 

 Iba hablando con su Aifón, y despues de indicarme el destino decía a su interlocutor/ra:

 -"Pienso en todas esos hombres perdidos, en los cambios de rumbo de mi vida. La sonrisa perfecta de Manuel. Los rizos de Ciro. El ombligo de Enrique. De no haber roto con Manuel jamás hubiera conocido a Ciro. Ni a Enrique. Ni siquiera a la mujer que ahora soy. Mis manías. Los pijamas de Ciro. La sonrisa de Manuel. Las ganas de Enrique. Pero Manuel es la suma de Ciro y de Enrique. A partir del segundo amor todos son vicios, comparativas, collages... ¿cual fue mejor?, Mi ideal es el rostro de Enrique, con los ojos de Ciro, con el pecho y el culo de Manuel, con su inocencia de primer amor, con los orgasmos que me proporcionaba Enrique, pero eso si... con el sentido del humor de Ciro..."

  El amor es soluble, polimórfico. Nadie teme perder su propia personalidad: la compartes, la regalas. Te disfrazas de esponja y absorbes. 

  Sin embargo, no puedo evitar querer vivir otras vidas, creo que ninguno podemos. No puedo evitar creer que aún no me conozco porque aún me quedan mujeres por conocer. El reto es saber si estoy dispuesto a romper mi felicidad actual por otra persona que no sea mi amada, mi amor. Solo oir a esta mujer me daba pereza y me sentía afortunado, no he probado mas labios que los de Ana. No se si los habra mejores, pero no quiero saberlo.

La mujer antes de bajarse de mi taxi continuó:

-"Ahora no tengo a Manuel, ni a Ciro, ni a Enrique. Los tres comparten sus nuevas vidas con nuevos amores únicos, todos lo son. Y los tres serán tan felices como lo fui yo con ellos, con los tres. Ahora con Marc es todo distinto... mas pausado, mas intenso si cabe, pero él sabe bien qué darme, y en qué medida..."

Una felicidad distinta, no hay dos iguales. 

Pensé en Alejandro Dumas y en los personajes que creó: Los 3 Mosqueteros, que la gracia de la novela era que no eran 3, sino 4... 

¡Todos para una... Y una para todos!

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