miércoles, 2 de abril de 2014

Pantomima Real

Les voy a decir una cosa...

A veces lo políticamente correcto es aburrido. Ser servicial es infame y ser educado es una necedad. 

Por eso, a algún ser humano de la antiguedad decidió convertirse en un espectro parecido a un espejo humano. Si, como un otro yó, bueno en este caso sería otro ése. Y decidió que para comunicarse no hacía falta la voz ni las palabras, solo los gestos. 

Y supongo que de ahí nació la Pantomima.

 La Pantomima es un acto dramático que enfoca una historia por medio de la mímica. No intervienen diálogos ni palabras, ni voz para representar la historia o los personajes. Solo gestos, expresiones o movimientos corporales que hacen que los espectadores comprendan ellos mismos el argumento o los personajes.

Y estaba yo en una parada cerca de un hotel del centro de mi ciudad, al lado de un semáforo. Y me cuenta de que la concurrencia no cruzaba, estaban a cada lado mirando algo y riendo, mientras que algunos sí lo hacían. ¿de que se ríen? - pensé.

Había un mimo, imitando la manera de andar y circunstancias de alguna de las personas que cruzaban por el paso de peatones. Sus andares, sus gestos, sus pasos... Incluso si se paraban a mirar qué había detrás que a los de la acera les hacia tanta gracia el mimo lo hacia igual. Parecía su sombra, era muy bueno el actor. Normalmente el resultado del imitado era o risa, o indiferencia buscando el anonimato.

De repente cruzo una chica de unos treintaytantos hablando por el teléfono móvil. Estaba muy ausente en una conversación dolorosa, sufriendo. Venia de mi lado derecho y pensé que el mimo iría a por ella. 

¡Efectiviguonder!, él la vio y rápidamente se colocó detrás de ella y empezó a imitar con las risas de su publico su paso, su gesto al hablar, y su expresión de dolor con una terrible mueca en su cara pintada de blanco y labios y ojos negros.

Cuando ella se percató de que el respetable publico se reía de algo detrás de ella se volvió. Aguardó un segundo a que el mimo que, imitando su gesto vuelto, también volviera a mirarla. Y cuando éste lo hizo, llorando... le dio una sonora bofetada, y llorando se abrazó a él. Se hizo un silencio en el respetable, como cuando en una función el mago se da cuenta que algo va mal en su truco de partir en dos a la bella muchacha, luego en dos segundos de sincero abrazo y gesto de cariño del mimo. La mujer se fue corriendo.

El mimo miró al suelo como si viera que se le había caído algo, pero era varias cosas invisibles, no una. Las recogió cuidadosamente y comenzó una reconstrucción de su corazón roto y se lo ofreció pero ella ya había cruzado al otro lado y seguia su camino sin mirar atras. 

Y con gesto de tristeza se fue abriéndose paso entre el respetable que hacía un silencio espectral.

No me gustan los mimos. 

Te usan para argumentar su actuacion sin pensar si lo que ellos reflejan nos va a gustar o no. Y normalmente no se dan cuenta de que nos pasa lo mismo que los animales cuando se miran a un espejo, que no se reconocen y sale la ira o la verguenza.

Solo me gusta uno. El Gran Mimón, él no necesita argumento, ni nadie a quien imitar...


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