Dices que la culpa es de otros, que tu ansiedad no te deja estar tranquila. Lexatín, Tranquimazín, Sincerebrín te relajan y hacen que seas relativamente "feliz". Pero ya no sirven, no te valen.
Te has abandonado a la deriva de las corrientes oscuras como el que va hacia el patíbulo, pero que en el ultimo tramo del recorrido mira a su alrededor buscando ayuda, rodeada de un alambre con corriente AC/DC que nos impide ayudarte. ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué necesitas?
No dices que consumes drogas para estirar los días de tu mente, para apagar las noches en tu mente, eso suena muy mal; que el Fentanilo, que la codeina, que te mantienen despierta, atenta y sin embargo ajena a todo, dentro y fuera de todo, en modo mute aunque a veces el botón no funcione o se quede encasquillado. Porque en realidad es como estas, no estas.

Se te nota en la cara una derrota que ya no quieres asumir ni frente al espejo. Porque los espejos es lo que tienen, les gusta escupir las verdades. Y tu mente fabrica escusas, escusas enfermizas, confabulaciones familiares, maritales, y dime ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo podemos ayudarte si la llave de la ayuda eres tu?.
Te voy a decir una cosa...
Te miro a través del espejo de mi taxi, miro tus ojos apagados, tu mandíbula de chicle y no puedo evitar decirte: a mí no me engañas. Sólo buscas evitar tu ruido... escapar. ¿Vivir? ¿Para qué?
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