Les voy a decir una cosa...
Soy huidizo de nacimiento. Antes si veía algún peligro a mi alrededor intentaba escapar o hacerme el muerto. No podía meterme debajo de ningún rincón de mi taxi porque ocupo mucho, pero no dudes que intentare correr. O lo mismo, me enfrentaría a ti.
Aunque desde hace un tiempo, también se me da bien acurrucarme de tal forma, que mi espinazo se hace caparazón, es la táctica de la tortuga. Tú, golpea que no hay dolor, o al menos nunca lo sabrás. lo que importa es disfrutar de todo y si hay problemas, acurrucarse y no moverse. Respirar hondo, mantener la calma y aguantar. Dejarse llevar.
Mi carromato es mi burbuja de aire. Si algo me machaca, arranco el coche y me pongo a dar vueltas por Madrid.
En el taxi nadie me conoce, pero todos confíamos.
Los clientes me confían su vida y yo les confío la mía, o nos confiamos lo que queremos proyectar, nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestras ultimas balas de la recámara.
Los clientes me confían su vida y yo les confío la mía, o nos confiamos lo que queremos proyectar, nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestras ultimas balas de la recámara.
Es un contrato mercantil a dos bandas: Yo no salto con el taxi por un puente al Manzanares y ellos, a cambio, no me clavan su daga por la espalda. Pero la llevan escondida en algún bolsillo o en su equipaje, lo sé, cuanto mas se aferran a sus bultos, mas me aferro al volante esperando el golpe maestro. Luego me pagan y se marchan para no volver jamás. No sufre el chasis... no sufre el animal...
Y mientras, imagino cosas. Pienso en historias que me hagan disfrutar más que las reales. La vida real está bien como complemento de la fictícia. Invento a mis clientes en personajes y los someto a mis deseos tecleando mi blakcanberry y luego mando por el universo diabólico de la red a mi pc para repasar y releer por si hay algún detalle confuso o censurable, que siempre lo hay, pero me da igual aunque no te guste. En el universo de la literatura siempre manda el dueño de la pluma, leí un día. Y yo no tengo, soy solo un misero insecto.
No se si nací para teclear, no se si nací para escribir las locuras que me pasan por cada destello eléctrico de mi cabeza, no se si algún día simplemente nací... porque hay muchos días que estoy muerto...
O como buen bicho asqueroso, simplemente me lo hago, y me curvo para que me pises, pero házlo por el lado de mi caparazón, por si aguanto la presión pero luego no llores si te clavo mi aguijón.
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